martes, 30 de mayo de 2017

El Blog de Esti- Articulo final- "Diario de una maestra en apuros"



Bienvenidos una vez más a mi blog. En esta entrada os dejo una pequeña historia en primera persona que recoge la vida de una maestra y cómo tras años de lucha y dedicación consiguió dedicarse a lo que verdaderamente le llenaba teniendo que poner en práctica todo lo que había aprendido. Estoy segura de que no os dejará indiferentes. Espero que os guste tanto como a mi escribirla.







“Diario de una maestra en apuros”



Siempre había creído que sería una buena maestra, sin embargo, cada  vez que se acercaba el momento de entrar por primera vez a las aulas, una parte de mí volvía a ser esa niña inocente, llena de miedos y dudas que, después del año más duro de su vida, comenzaba la carrera de magisterio. Me faltarían horas y folios para poder explicar lo que la universidad supuso para mí, las cosas que aprendí, la gente que conocí, las ilusiones que construí e incluso las desilusiones que viví, todo eso que a día de hoy sigue siendo parte de mí y me define como persona.

Después de tantos años de aquí para allá, por fin me centré en lo que posiblemente sería mi futuro para el resto de mi vida, las aulas. No fue fácil llegar hasta donde llegué, pero tras años de esfuerzo, lucha y dedicación, conseguí una plaza en un colegio como tutora de tercero.  Aunque por una parte tenía miedo de no saber hacerlo, la parte más decidida de mí sabía que era el momento de demostrar lo que valía y sacar a la luz todas esas cosas que había ido aprendiendo durante la carrera que harían de mis alumnos la mejor versión de ellos mismos, como mis profesores habían hecho conmigo.

  • ¿Y ahora qué pasa?

Pasado un tiempo en el colegio, me di cuenta de que algo no funciona bien, la mayoría de mis alumnos habían aprendido a leer y escribir mediante los métodos incorrectos y presentaban grandes dificultades  y limitaciones a la hora de trabajar estos aspectos. Aunque sabía que algo no iba bien en un principio me resultó difícil tomar alguna alternativa ya que el colegio tenía unos métodos muy cerrados y no eran capaces de abrirse a probar cosas nuevas. Sin embargo, después de una reunión con el departamento me dieron carta blanca para probar otras cosas ya muchos de los niños presentaban grandes limitaciones no sólo en las asignaturas que yo impartía sino también en todas las demás.

Aunque contenta después de haber recibido la confianza por parte del departamento, a mí que era la nueva, para actuar con libertad con mi clase, sabía que suponía un gran reto e iba a estar bajo punto de mira, poniendo en peligro mi trabajo si algo salía mal. Tenía miedo pero aún así estaba decidida a abordar este nuevo reto de la mejor manera posible utilizando todos los recursos que había aprendido y que aparentemente estaban olvidados.

Al salir aquel día del trabajo, se me ocurrió volver a la casa de mis padres a recuperar mis apuntes de Didáctica de la Lengua y allí estaban,   en una estantería polvorienta junto con mis libros favoritos de la infancia como si hubiesen pasado por ellos unos cien años. Al menos ya sabía por dónde empezar  ya que todos los problemas de mis alumnos venían de un mismo punto, la asignatura de lengua.

Esa misma tarde al llegar a casa empecé a ojear cada una de las páginas, “la comunicación oral, la lectura, la escritura, la ortografía y la semántica, la morfología y la sintaxis…”todas ellas parecían estar puestas ahí a propósito pues eran exactamente lo que necesitaba.

No había tiempo que perder por lo que al día siguiente decidí comenzar la clase trabajando la comunicación oral. Dentro de la clase había un niño muy tímido y otro demasiado hablador así que me pareció buena idea hacer algo diferente a lo que habíamos estado trabajando el resto de días. Antes de iniciarnos en el mundo del lenguaje, la lengua y la comunicación oral, les planteé unas preguntas iniciales, que les sirvieron para darse cuenta de qué conocían ellos de este tema. Fueron cuestiones como: ¿qué es el lenguaje?, ¿cuál es la diferencia entre lenguaje y lengua? Me pareció una buena oportunidad para que ellos descubriesen si lo que pensaban era correcto o no.

Todos juntos descubrieron que el lenguaje es una capacidad que  tenemos todos los seres humanos, que es  un medio para organizar el entorno porque  nos sirve para dar nombre a nuestras percepciones. Además, todos tenemos capacidad lingüística, ya que el lenguaje  nos permite pensar, es el soporte básico de la memoria, el medio de expresión más extenso y algo que nos  permite la autoexpresión. Durante esa clase, aprendimos que los seres humanos no hablan el lenguaje (capacidad), sino las lenguas. Por  ello, definimos la lengua como  un sistema de signos que permite a todos aquellos que la conocen, intercambiar información.  

Aunque la clase de hoy ya había acabado tenía una hora libre en la que me puse a leer y recordar cosas de cuando estudiaba en la carrera. Recordé que mi profesora hablaba  de los aspectos más importantes de la comunicación oral: la competencia comunicativa, la cual es la capacidad de una persona para comportarse de manera eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla. Y que esa competencia se relaciona con  todas las competencias existentes: la lingüística o gramatical, la sociolingüística, la discursiva y la estratégica. Dándole vueltas al coco pude darme cuenta de que la comunicación no era solamente lo lingüístico sino también  las demás competencias comunicativas. Quería que mis alumnos consiguieran adquirir la competencia comunicativa así que me puse a leer mis apuntes de nuevo… “repetición, monólogo, monólogo colectivo y diálogo” todos ellos eran la manera en la que los niños adquirían la competencia comunicativa. Por eso, pasando del tipo de actividades de monólogo colectivo lo que quería era crear un  diálogo social, a través de  una actividad que incluyese preguntas que favorecieran el diálogo social. Así que se me ocurrió realizar un debate o un diálogo para la siguiente clase con temas de interés para los alumnos.

Empezaba el día y con ello mi nueva propuesta para la clase de ese día. Para llevar a cabo la  actividad fue de vital importancia hacer de la clase un lugar a estimulante y motivador para los niños, donde no sólo se respetasen  y aceptasen  unos a otros sino donde también cada uno fuera escuchado y sintiera que su opinión era  válida como cualquier otra. Por este motivo, como había aprendido cuando estudiaba en la universidad, me propuse unos objetivos claros y establecí unas normas que se iban a ir llevando a cabo durante el diálogo siempre adaptado a la edad que tenían mis alumnos en ese momento.

Como decía anteriormente, en mi clase había un niño muy tímido. A Marcos le costaba horrores dar su opinión en público por lo que yo procuraba  que estuviera  sentado entre sus amigos ya que esto le daba confianza en sí mismo y le animaba a participar sin miedo. Además le animaba a dar su opinión, teniendo en cuenta siempre el esfuerzo que suponía para él por lo que creí conveniente reforzarle positivamente para que en situaciones similares perdiera el miedo y siguiera aportando sus ideas  poco a poco.

Por el otro lado, Carlos era un niño muy intranquilo que interrumpía constantemente durante las clases. Por eso durante la actividad pedí su colaboración para que me  ayudara con las tareas de mediación en caso de que el diálogo se estancase dándole  así una cierta atención extra que le mantenía tranquilo sin necesidad de ser todo el tiempo el centro de atención dificultándonos el diálogo.

Uno de los objetivos que me propuse para esta actividad fue mejorar la expresión oral  de mis alumnos que en algunos casos no era buena. Por eso, tuve que tener en cuenta dos aspectos: lo que comunicaban, es decir, si sabían comunicar, y por otro lado,  los aspectos meramente formales como eran la pronunciación o la articulación. Unido a esta actividad, comprendí algo que había aprendido años atrás y que era de gran importancia para tratar los problemas que tenía mi clase. Se trataba de la lectura oral  que es una actividad de expresión oral y no de comprensión oral.

¿Quién me iba a decir a mí que para una actividad tan sencilla necesitaría pensar y tener presentes tantos aspectos que parecían guardados  como por arte de magia en mi cabeza?
La cosa no acababa ahí pues mis alumnos también tenían una deficiencia en la comprensión oral lo que me dio pie a pensar que este concepto estaba íntimamente ligado a la escucha activa, la cual consiste en oír y en tener disposición para prestar atención a lo que se está oyendo, con el fin de comprenderlo. Como buena maestra que me consideraba, sabía que debía emplear  una serie de estrategias en el aula para desarrollar una buena comunicación oral con mis alumnos por eso optaba por repetir correctamente el mensaje sin corregirles o hacer preguntas breves que permitiesen respuestas largas, entre otras.

  • ¿Azar o no?

Parecía irónico que me hubiese tocado la clase que más necesidades requería sin embargo me sentía preparada y cualificada para abordar la situación. Cuál fue mi sorpresa que la mayoría de mis alumnos leían por la ruta fonológica. Todo parecía un enorme desastre que hasta daban ganas de abandonar, pero ¿cómo iba a dejar así a los niños? ¡Verdaderamente esa clase necesitaba alguien que les ayudase!

Todo eran dudas en mi cabeza ¿cómo iba a abordar un tema tan complicado y el cuál ya habían aprendido de manera errónea? Eché mano de mis apuntes una vez más para recordar diferentes aspectos relacionados con la lectura, como las habilidades de la competencia lingüística o cómo se definía la lectura. Leer no era ni es simplemente descodificar, sino que es un proceso que implica la interpretación desde nuestra propia realidad. Por eso podríamos decir que leer es comprender, analizar y reflexionar para aprender cosas nuevas. Gracias a la lectura podemos  conocer datos, formar nuestro pensamiento y opinión, aclarar dudas, disfrutar de otros mundos y situaciones, compartir opiniones y sentimientos, crear e imaginar... y, por eso, es una parte tan importante en la educación y que debía tener en cuenta en mi clase para estimular la imaginación y el lenguaje, ampliar el vocabulario, mejorar la compresión lectora y, en consecuencia de todo eso, el aprendizaje.

Como amante de la lectura que me consideraba, conocía bien que  había una gran 
diferencia entre la lectura silenciosa y la lectura en voz alta. La lectura silenciosa consistía en una lectura comprensiva en la que los alumnos empleaban  la ruta visual. Sin embargo, la lectura en voz alta era descodificadora y usaba la ruta fonológica. Claramente había que trabajar ambos tipo de lectura  y no sólo la lectura en voz alta que era el tipo de lecturas que venían trabajando mis alumnos en años posteriores.
Tuve que trabajar la lectura silenciosa que emplea la ruta visual,  por medio de fijaciones. Así que eché mano a los archivos que  había guardado durante la carrera donde encontré una web que me ayudaría a aumentar el número de fijaciones de mis alumnos para  así conseguir una lectura más  comprensiva, ya que  va de la percepción visual de los signos a la atribución directa del significado.

Pero, ¿qué debía tener en cuenta para que mis alumnos adquiriesen una lectura comprensiva? Lo primero que tuve en cuenta es que se produjera la atención lectora por lo que utilizaba libros de gran interés para ellos ya que si no podía perder  lo más valioso, su motivación. Era importante también trabajar la memoria ya que es algo imprescindible para el acto lector. Por eso, después de las lecturas hacíamos ejercicios de memoria a corto plazo que servían​ para ir aunando fragmentos significativos de la lectura que habían sido extraídos por medio de las fijaciones. Por otro lado, también realizábamos ejercicios de memoria a medio plazo donde conseguíamos que establecer relaciones entre lo que leían y lo que habían leído hace menos tiempo. Y por último, trabajábamos la memoria a largo plazo que nos servía para trabajar aspectos como juzgar, argumentar o interpretar aspectos de la lectura. Muchos de mis niños carecían de inferencias lógicas y esto les hacía más difícil deducir, anticipar o concluir aspectos de las lecturas aplicando la lógica por lo que trabajamos duro en este aspecto para lograr una mayor fluidez lectora que en parte viene dada por la cantidad de conocimientos previos que poseamos y no por la mayor rapidez en que leamos.

Parecía suficiente hasta ahora pero mi tarea con la lectura no había finalizado, tuvimos que trabajar también la habilidad visual  que les permitía realizar el número de fijaciones adecuadas a la legibilidad del texto, al tipo de texto y al objetivo de la lectura. Por eso, para trabajar una buena lectura pusimos hincapié en los procesos que intervienen en la habilidad visual: reconocimiento visual, agudeza visual, visión periférica, los movimientos oculares, la anticipación ocular, el campo visual y la memoria visual a través de ejercicios amenos y diferentes que les mantenía motivados y con ganas de aprender.

Como yo sabía mis alumnos empleaban métodos de base sintética para la lectura ya que utilizaban la ruta fonológica, sin embargo, era momento de cambiar por lo que introduje métodos como el de base analítica, que emplea la ruta visual , métodos de base mixta, que emplean ambas rutas o los modelos de base constructivista. La lectura es uno de los aspectos más importante por lo que me comprometí a trabajarla con mis niños cuidando siempre los detalles. Por eso, empleé diferentes técnicas  que había ido adquiriendo para los que habían creado ciertos vicios a la hora de leer como ir punteando con el dedo o subvocalizar y perder la concentración en la lectura. El resultado sería una satisfacción para ellos dentro de unos años pero también para mí como docente.



  •  ¡Pero si no se entiende nada!

Los días iban pasando y con ello una nueva preocupación para mí. ¡Era prácticamente imposible leer la letra de algunos de mis alumnos! Tenía constancia de que había un error por lo que tuve que ponerme manos a la obra para solucionarlo. La escritura es un sistema de representación gráfica, por medio de signos trazados o grabados sobre un soporte. Además, es una de las formas que utilizamos para transmitir información. Pero si no se entendía ¿cómo iban ellos a transmitir la información? Aprender a escribir es aprender a usar la lengua escrita en una gran diversidad de situaciones. Aunque dentro de la escritura, la grafomotricidad es el control motor asociado a la grafía, que implica direccionalidad, tono muscular, coordinación visomotora y ubicación espacial, también intervienen otras habilidades como: la percepción- discriminación visual, la integración viso-auditiva, el desarrollo de las estructuras temporales, la memoria auditiva y visual, usar una literalidad correcta así como también una direccionalidad izquierda- derecha. Era justo en ese punto en el que yo debía intervenir.

Al igual que ocurría en la lectura, para la escritura también había una serie de procesos implicados y unos métodos para el aprendizaje de esta. En cuanto a los procesos también hablábamos de ruta fonológica que es  descodificadora yendo  de las partes al todo, al igual que en la lectura oral, y por otro lado, la ruta ortográfica o ruta visual, que es la que empleamos diariamente para la escritura, ya que primero se activa el significado y  luego se activa la representación visual-ortográfica y, lo último, la representación escrita por procesos motores. Por el otro lado, en los métodos diferenciaba los de base analítica, que usan la ruta visual; y métodos de base constructivista, que se llevan a cabo por medio de la experiencia y en los que yo actuaba de mediadora para que los niños se pusieran  en situación de escribir y leer lo que habían escrito.

Cuando enseñamos a escribir, es importante tener en cuenta los factores que inciden en el aprendizaje y en el desarrollo de la motricidad gráfica, por eso, me encargaba de utilizar una  didáctica donde tenía en cuenta los factores físico – fisiológicos como la fuerza, tono, localización de movimientos y la velocidad del trazo; los factores psíquico- cognitivos: como desarrollo intelectual, afectividad y motricidad; los factores socioculturales como tipo de letra, diferentes situaciones donde se usa la expresión escrita que sea lo más natural posible. Pero sobre todo me centré en las cosas que veía que hacían que la letra no fuese clara y legible, es decir, la postura, el movimiento gráfico, la  prensión, la velocidad y el ritmo.

Trabajé de manera sistemática con algunos de mis alumnos ya que como todas las personas, sentían la necesidad de expresar mediante su escritura.Así que yo debía enseñarles que  escribir no es  trazar una serie de líneas aleatorias, sino que se trataba  un objetivo social y cultural para expresar nuestras ideas y sentimientos. Al trabajar con ellos de esta forma, les tenía motivados dándoles importancia a su escritura y haciéndoles ver que cuando escribían debían hacer que los demás les entendiésemos.

Todas las actividades resultaron favorables para la mejora de la escritura de mis alumnos que afianzaron la letra que habían aprendido durante cursos inferiores e incluso algunos se atrevieron a ir personalizando la suya. Fue difícil encontrar temas de interés para ellos y que la acción repetitiva de hacer grafías, palabras y frases no les resultase aburrido. Pero me serví de fechas claves en el colegio como la venida al colegio de los Reyes Magos para escribir una carta o el día de San Valentín donde todos los alumnos escribían cartas a sus compañeros lo que he hizo tenerles motivados a querer mejorar su letra durante el trascurso de las clases.

Además de eso, quise introducirles la redacción pues estando en tercero ya tenían la habilidad suficiente para ir redactando pequeños textos, es decir,  concreciones respecto a algún tema dejando siempre un tiempo de pensamiento para ellos y no forzarles a redactar si en ese momento no se les ocurría nada ya que así conseguiría una verdadera intención comunicativa y no escribir por escribir. Sabía que no sería un proceso fácil para ellos pero les aporte las herramientas clave para que pudieran hacer buenas redacciones no sólo en las asignaturas que yo les impartía sino también en las demás. Debían anotar ideas, ordenarlas, estructurarlas, hacer un primer borrador y alguna que otra corrección para después finalizar pasándolo a limpio.

Creyendo que ya estaba todo hecho y mi trabajo en esta área era satisfactorio, recibí un aviso por parte del resto de profesores de que los alumnos no sabían hacer resúmenes. Por si no fuera poco todo lo que había trabajado con ellos, había otra cosa que debía mejorar. La verdad que yo siempre había sido muy mala haciendo resúmenes porque no era capaz de decir qué era más importante, me gustaba contarlo todo, cada detalle y eso suponía un gran reto para mí ahora. ¿Cómo enseñar a mis alumnos a resumir si ni yo misma era capaz de hacerlo? De nuevo tuve que echar mano a mis apuntes de la carrera donde comprobé lo que mis alumnos debían hacer. Por eso, a la hora de resumir les daba las pautas de leer en silencio el texto, separarlo en párrafos, subrayar lo importante para después hacerlo esquema, ordenar las ideas y redactar el resumen revisando lo que habían puesto. Eran muchos pasos y  ni yo hacía tantos, por eso, quise ponerlo a prueba en mi misma y una de las clases en que los alumnos tuvieron que resumir, yo hice lo mismo con un artículo sobre educación. ¡La verdad que el método era muy efectivo! Yo que era reacia a los resúmenes comprendí la importancia de estos y como poder realizarlos al igual que hacían mis alumnos. Estaba segura de que estaban aprendiendo un montón de cosas pues a la par que ellos aprendían yo aprendía con ellos.


  •   ¡Cómo pasa el tiempo!

Después de dos años trabajando a fondo con mi clase y consiguiendo cosas inimaginables para el resto de profesores que en un principio no confiaban demasiado en mí y el método de trabajo que iba a llevar en mi aula, me pidieron consejo para sus clases a lo que yo accedí encantada pues lo que yo estaba haciendo no era algo mío sino algo que yo había estado aprendiendo durante años y que poco a poco iría mejorando el modelo educativo que se presentaba en España.

Ahora me encontraba en quinto de primaria con la clase que había visto crecer, aprender, equivocarse, levantarse y que tantas cosas me habían enseñado. La mejora de sus aptitudes no había acabado pues aún nos quedaban cosas por hacer. Me había dado cuenta de que algunos de mis alumnos tenían necesidades a la hora de interiorizar la ortografía y la semántica.

Ya no eran los niños pequeños que conocí en tercero por lo que les hice que reflexionaran sobre la importancia de la ortografía que es el código gráfico de la lengua y por qué no debían aprenderse de memoria las reglas ortográficas pues eso no les llevaría a la interiorización de esta. Les recomendé que observaran los carteles y que leyeran todo tipo de cosas, libros periódicos, revistas…

Durante los años previos, había sido consciente de las dificultades con las que se encontraban los niños al pasar  del código oral al escrito y  aún era mayor la dificultad cuando se trataba de respetar las particularidades ortográficas de nuestra lengua. Por eso tuve siempre muy presente que cuando el niño comienza a leer y a escribir ya tiene un contacto directo con la ortografía y no podemos permitir que escriba de manera incorrecta las palabras hasta que traten el tema de la ortografía. Conocía también la importancia de conocer que como realmente se aprende ortografía es utilizando la lectura en voz alta o lo que es lo mismo la ruta fonológica sobre todo cuando hacemos lecturas previamente preparadas. Por eso, me puse a pensar en actividades que les motivase ya que esto serviría de clave para la mejora de la ortografía y la semántica ya que aunque tenían un buen vocabulario, no estaba de más transformar ese vocabulario pasivo en uno más activo.

De nuevo eché mano a mis apuntes ahora nada polvorientos sino llenos de cosas subrayadas, post-it y cosas escritas por los márgenes. ¡Madre mía! ¿De verdad yo había estudiado tantos tipos de actividades? ¡Aquello era un recurso maravilloso! Me planteé reforzar la morfología y la semántica  como venía haciendo durante mi docencia, a través de actividades que requerían de unos cuantos objetivos adecuados a su edad y gustos y, cuya puesta en práctica fue llevada a cabo en el aula preguntándole a los niños sobre si conocían la actividad para después poner ejemplos y explicarla. Las actividades fueron de gran utilidad para los niños que cansados de seguir la típica clase de lengua demandaban cosas nuevas y divertidas. Ambas actividades, tanto la de ortografía como la de semántica fueron evaluadas al final de la clase haciendo gran hincapié en las estrategias que habían seguido para llevarlas a cabo puesto que sabía que debía trabajar con ellos la metacognición , es decir, hacerles reflexionar si las estrategias que habían seguido eran buenas o no. Así como también les pregunté si veían algún tipo de utilidad en las actividades, ya que aunque eran juegos, mi propósito era que aprendiesen no sólo que se divirtieran. Las personas encontramos gran motivación en las cosas que vemos utilidad y que hacemos con algún sentido y no las que hacemos simplemente por hacer. Por eso esta profesión era mi gran motivación, sabía que tenía un sentido, una utilidad o al menos así lo veía yo.

  • Que tristes son las despedidas.

Sexto curso y con ello el acto de graduación donde me despedía de mis niños que ahora pasarían al instituto. En aquel momento todo era una mezcla de emociones, por un lado me sentía feliz de haber avanzado tanto con ellos, egoístamente me sentía triste pues me tendría que despedir de todos ellos quienes aunque suene raro formaban  como una piña y eran como mi familia. Ellos eran con quienes pasaba la mayoría de mis horas al día y de quienes tanto había aprendido y disfrutado. Fueron los me impulsaron a abrirme hueco en un colegio de métodos muy cerrados y anticuados y gracias a ellos, sus avances y sus ganas de aprender yo había sido aceptada por el resto de profesores quienes me habían nombrado encargada del departamento de lengua en primaria.

Mi labor aún no había terminado pues quería que mis alumnos desarrollasen los conocimientos morfosintácticos y los aplicaran para la mejora lingüística.  Yo que había sido alumna durante muchos años bien sabía que la morfología la sintaxis era un tema complejo si no era explicado de la manera correcta y que me había traído grandes quebraderos de cabeza cuando estudiaba de niña. Por eso, yo no quería cometer con mis alumnos el mismo error que mis profesores de antaño había cometido conmigo y mis compañeros cuando estudiaba en la escuela.

Para que ellos entendieran qué era la morfología y la sintaxis definimos que la morfosintaxis era el conjunto de elementos y reglas que permiten construir oraciones con sentido mediante las relaciones gramaticales, concordancias y estructura jerárquica de los constituyentes sintácticos. Y que, por eso, está enfocada a la cohesión textual y a la organización de las palabras en las frases y los textos.

Como había hecho con ellos en otras actividades, deje que pusieran sus conocimientos previos a prueba y les hice reflexionar sobre ello para que el conocimiento no fuera adquirido simplemente por memorización sino por su aplicación en los contextos reales. Para ello trabajamos los sustantivos, determinantes, artículos, pronombres y que función desempeñaba cada uno de manera semántica, morfológica y sintáctica. La verdad que eran bastante buenos en este aspecto así que quise premiarles y darles la oportunidad de trabajar con otro tipo de recursos lúdico-didácticos como son la multitud de webs que dispone internet y de las cuáles yo había seleccionado algunas cuando estudiaba la carrera y  que después de tantos años seguían funcionando.

Algo que me pareció muy importante y también me anime a trabajar con mi clase fueron las actividades comunicativas para la interiorización de la morfosintaxis, las cuales se basaban en integrar las actividades de sintaxis con el trabajo de la lectura y compresión de textos. Para ello, seguimos los pasos adecuados centrándonos en la audición de un modelo, la reflexión de este, la creación imitativa por parte de los alumnos y análisis de los resultados e ideas prácticas para la mejora de los aspectos gramaticales que se estén tratando. Aprovechando que se acercaba el día del libro, decidí trabajar la lectura de la descripción que hace Juan Ramón Jiménez del entrañable Platero que hizo a mis alumnos reflexionar sobre la estructura, las frases, los adjetivos de ese fragmento...

El día de graduación llegaba y yo me despedía de mis alumnos, los que habían sido parte tan importante de mi vida los últimos cuatro años. Era triste dejarles partir pero una parte de mí sabía que se llevaban lo mejor de mí, mi manera de enseñarles y mis ganas por la educación algo que yo aprendí cuando estudiaba magisterio y que tanto debía a muchos de mis profesores, en concreto mi profesora Irune que me enseñó todas esas cosas que yo puse en práctica con mis alumnos y que en parte me ayudaron a ser la persona que soy ahora. Recuerdo que antes de conocerla era una profesora más de paso en la universidad ni siquiera me había fijado en ella más allá de sus curiosas camisetas,  pero con el tiempo me di cuenta de la gran huella que había dejado en mí, una huella que esperaba, al igual que ella, haber dejado yo en mis alumnos.







WEBGRAFÍA:
-Apuntes bloque 4 Irune Labajo

-Para  ejemplos de dictado


-Para conseguir distintos tipos de letra
 www.dafont.com


-Para conseguir los distintos tipos de pauta
http://familiaycole.com/2012/11/12/plantillas-para-escribir/

-Para tratar la motivación de los alumnos
 http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-05342006000300003

-Documentación complementaria: juegos de lectura de Irune


-Para generar una sopa de letras:
https://www.educima.com/wordsearch/spa/

-Para trabajar la morfología y la sintaxis





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